¿Qué tienen estas chicas?



(Lilian Neuman)

  Es un placer encontrar a la estricta comisaria de Fráncfort, creada por Rosa Ribas, encaprichada con un helado; placer que la urgencia del caso que investiga le niega una y otra vez. A veces, a fuerza de leer novela negra, se olvida el placer que depara el relato de misterio: inteligencia en el planteo, frescura y sutileza, nitidez y eficacia.  

  ¿Por qué un volumen sólo para mujeres protagonistas, creadas por mujeres? Bueno, al empezar a escribir esta reseña mi corrector ortográfico me pedía el acento en la segunda i de la palabra "comisaria". No sé si esto responde a la pregunta. Mejor que hablen por sí mismas estas heroínas,  

  Petra Delicado, de Alicia Giménez Bartlett, se luce en el caso de un terrible crimen en un burdel. Y con esa forma suya, que suele darse en su novelas, de recibir a última y desesperada hora una ráfaga de genio que le permite unir ideas sueltas, antes desapercibidas.

  Cada protagonista es diferente, pero la flemática (comparada con Petra) Cornelia Weber-Tejedor (Rosa Ribas) también es una mujer que investiga en un mundo en donde las mujeres son tratadas como mercancía. Por otra parte, todas estas protagonistas son frontales; tipas directas y de verbo peligroso. Lònia Guiu, de Maria Antonia Oliver, ya lo era por los años ochenta (y es muy buena su inmersión en la alta burguesía de Barcelona), mucho antes de que la reciente María Ruiz, de Berna González Harbour, pronunciara "Usted es un chulo, Simón, un proxeneta. Sé muy bien qué significa".  O mucho antes del "Bésame, pedazo de bestia" de Vicky González, (Cristina Fallarás), una detective que no cierra los ojos ante lo más horrendo, al contrario, parece condenada a mantenerlos siempre abiertos.

   He buscado señas particulares A fuerza de modelos masculinos, sobre todo en el campo del investigador privado, es normal la herencia de varones legendarios Búsquese un modelo clásico y añádase la furia, la bravura y la cuota de locura de muchas o casi todas estas damas que dan la sensación de haberse revuelto en su lugar, después de siglos de haber lidiado con patanes, para convertirse en protagonistas.

  El resultado es, por ejemplo, la misma Vicky, que se come la ciudad a bocados de fiera, o la investigadora Catherine S. Maynes (de Clara Asunción García). Lesbiana tremenda,  alcohólica, tan mal alimentada como Marlowe o Wallander. Y de esas voces narrativas con la virtud de brillar en el reino del más estruendoso fracaso.



Fundido en negro

Antología de relatos del mejor calibre criminal femenino

Coordinación y prólogo de Inmaculada Pertusa Seva

Alrevés

217 páginas

16 Euros

Comentarios

  1. Estupendo y certero retrato de Cate con solo un par de pinceladas. ;O)

    ¡Gracias!

    Clara

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