El placer de descubrir a una escritora


Aparece en castellano una estupenda novela de suspense psicológico publicada por la escritora inglesa Mary Belloc Lowndes, en 1913

(Rosa Mora)

   Leer una excelente novela publicada en 1913, y de una autora de la que apenas conocías el nombre, es una de las sorpresas más agradables que te pueden dar. Menoscuarto, una editorial que elige cuidadosamente sus títulos, ha rescatado para nosotros El huésped, de la escritora británica Marie Belloc Lowndes.

El primer gancho para leerla es que Hitchcock se enamoró de esta novela e hizo una película muda (1927) que en castellano se tituló El enemigo de las rubias. Y no fue el único. Le siguieron más versiones cinematográficas. De Maurice Elvey, en 1932; de John Brahm, en 1944; de Hugo Fregonese, en 1953, y de David Ondaatje, en 2009. Se lo merece.

Marie Belloc Lowndes, a bordo del Aquitania, en 1936. Foto: Wikipedia
  
 Lowndes se inspira en Jack el Destripador. En el Londres de la espesa niebla y  la llovizna, un criminal que firma sus asesinatos de mujeres como "El Vengador" aterroriza la ciudad.  Robert y Ellen Bunting, antiguos sirvientes, tienen una casa de huéspedes. Es un fracaso. Aunque guardan las apariencias, pasan hambre y frío… hasta que, como caído del cielo, llega un huésped. Lleva una capa Inverness y el tradicional sombrero de copa. Ellen le identifica como un caballero. Les paga por adelantado una generosa suma y les saca de la miseria.
  Marie Belloc Lowndes muestra en este libro sus magníficas dotes para el suspense psicológico y el retrato de personajes. La novela está bien escrita y la autora maneja con acierto tanto el ritmo de la vida cotidiana de los Bunting como el de la investigación policial o el de la información de los periódicos que se recrean en una historia tan escabrosa.
    Inquietantes personajes

   El huésped tiene extrañas costumbres. Suele salir bien entrada la noche y regresa sigilosamente de madrugada. Recita escalofriantes salmos en voz alta y apenas abandona sus habitaciones durante el día. Ellen Bunting sospecha que no es lo que parece y le relaciona con "El Vengador". Siempre ha sido una mujer recta y se angustia hasta enfermar. Necesitan el dinero desesperadamente y protege al huésped aunque sabe casi con certeza que es un asesino. El dilema entre lo que está bien y lo que está mal es el meollo de la novela y la escritora crea una tensión progresiva que atrapa al lector hasta el inquietante final.
    Ellen, criada en un hospicio, es taciturna, algo mezquina, desprecia  cualquier muestra de emociones. Intenta ocultar celosamente sus temores, pero cualquier cosa la desquicia. Miente deliberadamente y se asusta de su propia temeridad.
  Robert es un hombre de sólidos principios conservadores, muy orgulloso de su antiguo trabajo de mayordomo. Está siempre pendiente de los diarios que publican continuas ediciones sobre las fechorías del "Vengador". Daisy, hija de su primera esposa, una joven bondadosa y curiosa, pasa uno días con ellos y, por si faltara poco, les visita continuamente Joe Chandler, un policía asignado al caso y enamorado de Daisy. Ellen asiste silenciosa y desquiciada a la incesante charla de los tres sobre los crímenes.

Una dama del crimen británica
   Marie Belloc Lowndes (1868-1947), hija del abogado francés Louis Belloc y de la feminista inglesa Bessie Parkes, fue editora y traductora. Inició su carrera literaria en 1901 con dos libros sobre el Príncipe de Gales. Publicó su primera novela policiaca, The Heart of Penelope, en 1904. Fue prolífica (más de 50 obras) y abordó los temas más variados. El huésped es su mejor novela policiaca.
La escritora puede ser considerada una de las damas del crimen británicas que irrumpieron en la Edad Dorada de la novela detectivesca, las dos décadas que transcurrieron entre la I y la II Guerra Mundial.
  La nómina es excelente: Agatha Christie publicó su primera novela, El misterioso caso de Styles, en 1920; Doroty L. Sayers, Whose Body, en 1923; de ese año es también Blackkerchief Dick: A Tale of Mersea Island, de Margery Allingham; Josephine Tey, The Man in teh Queue, en 1929; y la neozelandesa Ngaio Marsh, que consideraba Gran Bretaña su segunda patria, sacó su primera novela policiaca, A Man Lay Dead, en 1934.
 “Leer sus novelas es aprender más sobre la Inglaterra en la que vivían y trabajaban”, escribe P. D. James en Todo lo que sé sobre novela negra (Ediciones B, 2010).  La autora de Sabor a muerte no incluye en su libro a Marie Belloc Lowndes, pero ésta pertenece sin duda a ese grupo de escritoras que contribuyeron a la evolución de la novela policiaca británica. Una de sus dignas sucesoras fue Ruth Rendell, que sobresale por los perfiles psicológicos  de los personajes que traza en muchas de sus novelas. Sólo un ejemplo: la Eunice de Un juicio de piedra (1977).
   En el Dictionaire des littératures policières, dirigido por Claude Masplède, se cuenta una anécdota muy divertida sobre los juegos que hicieron entre sí Marie Lowndes y Agatha Christie. En The Chink in the Armour (1912), Lowndes creó un detective francés llamado Hercule Popeau y algunos críticos consideraron que Christie se había inspirado en él para su Hércules Poirot, que debutó en 1920 con El misterioso caso de Styles. Fuera cierto o no, ambas novelistas se apreciaban, porque “Lowndes tituló uno de sus libros Labour of Hercule (1943) que Christie imitó con The Labours of Hercule (1947).
  Anécdotas aparte, El huésped no deja indiferente. Vale la pena descubrir y leer a Marie Belloc Lowndes.


El huésped

Mary Belloc Lowndes
Traducción de Susana Carral
Menoscuarto Ediciones
300 páginas. 19,50 euros


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